Algo que tomamos muy poco en cuenta a la hora de aprender a cambiar y mejorar la forma en cómo nos sentimos, es recordar que todo estado de ánimo negativo tiene su raíz en una emoción y un pensamiento.
¿Qué significa eso?
Cuando nos vemos en un momento de estrés, tristeza, rabia, apatía es extremadamente poderoso recordar:
“La razón de mi estado de ánimo es un pensamiento y una emoción“.
Luego, preguntarnos: ¿Qué estoy pensando de esta situación que me lleva a sentirme así? o ¿Qué emoción estoy sintiendo que me produce estos pensamientos?
Una vez lo reconocemos, viene la última pregunta -y la más importante:
¿Cómo estaría viendo esta situación si no tuviese este pensamiento? o, ¿Cómo estuviese interpretando este evento si no estuviese sintiendo esta emoción?
En ese momento nos damos cuenta, que todo lo que estamos percibiendo tiene que ver con nuestros pensamientos sobre el evento.
Reconocemos el poder que tenemos para cambiar incluso nuestras acciones, simplemente al cambiar lo que pensamos sobre cada cosa que vivimos.
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