La razón principal por la que llegamos al burnout es el estrés sostenido durante semanas, meses y hasta años.
Llega un punto donde se vuelve inmanejable para el cuerpo y por eso el agotamiento, como forma de compensación, es el resultado.
La respuesta del estrés está diseñada para situaciones donde nos sentimos en peligro, amenazados, y la forma de lidiar con esto, es con tres mecanismos: pelear, paralizarnos o huir. Si nos imaginamos que tenemos un león frente a nosotros, nuestra respuesta sería una de estas tres, y una vez a salvo, el nivel de estrés disminuiría. Es decir, no se quedaría en nuestro cuerpo, porque la reacción le daría fin a la emoción.
Este es el paso que nos falta cada vez que nos sentimos estresados, ese que libera el estrés y le deja saber a nuestro cuerpo que ya no estamos “en peligro”. Entonces, pasan días, semanas, meses, años, y este momento de “ya estas seguro” no llega. Se acumula el estrés y de repente te das cuenta que cosas por las que antes no reaccionabas, te irritabas, o molestabas, empiezan a causarte estas emociones.
Entonces, ¿Cómo nos damos este mensaje de seguridad de forma práctica y de acción, como para hoy mismo? Entendiendo que el estrés se refleja de forma física, la mejor forma de aliviarlo, es respondiendo en el mismo lenguaje:
- Ponte en movimiento: Correr. Salir a caminar.
- Darle una vuelta a la urbanización.
- Bailar tu canción favorita.
- Hacer 20 sentadillas.
- Estiramientos.
Nada que te genere más estrés solo pensar en hacerlo, claro está. Algo sencillo, agradable.
Que le envíe el mensaje a tu cuerpo de “ya la situación de alerta se acabó” y puedas quitar la atención del problema.
Si no puedes en ese momento, tensa todos los músculos de tu cuerpo: comienza por los pies, las piernas, el abdomen, los brazos, la espalda, el cuello, y luego relájalos.
Ejercicios de respiración: como ya lo he dicho, la respiración es una de las primeras cosas que se aceleran cuando hay estrés. Inhala durante 8 segundos, exhala durante 8 segundos. Repite hasta que te sientas más calmado. Llama a alguien que ames. Y si lo tienes cerca, abrázalo durante 20 segundos. Esto produce sensación de seguridad. Ve videos cómicos. Reír hace magia. Todas estas cosas cierran el ciclo de estrés. Terminan el proceso. “Me estresé y me relajé”. “Empezó y se acabó”.
Ahora, sí sientes que ya pasaste la etapa de estrés y entraste en burnout, llena este formulario del Programa CUIDAMOS DE TI y solicita una sesión con un coach o terapeuta. Ellos te pondrán en el camino correcto para sanar basado en lo que tú necesitas.