Si bien es importantísimo responder a la pregunta ¿cómo manejar el estrés?, es igual -o más- importante responder ¿qué puedo hacer para estresarme menos?
En el caso de la primera, es cómo calmarnos una vez ya estamos estresados, en el caso de la segunda, es qué hacer para no tener que aplicar tanto la primera -aunque las situaciones sean las mismas, cómo las interpreto con menos estrés y más claridad-.
Aprender a cambiar nuestra forma de percibir los eventos del día a día puede marcar la diferencia entre una vida caótica o una armoniosa.
Entonces, vamos a lo accionable.
La clave está en empezar a regularse ANTES de llegar al estrés: El primer paso es reconocer: “Ok, estoy empezando a estresarme, ¿por qué?”
Las preguntas siempre dan la ruta:
- ¿Qué es LO PEOR que puede pasar si las cosas no salen como lo tengo en mente?
- ¿Estoy proyectando mi tranquilidad en los resultados? ¿Puedo estar tranquilo aunque no todo salga como quiero?
- ¿Cómo interpretaría esta misma situación si no estuviese estresado?
Esto es un ejercicio de “momento de estrés a momento de estrés”. Un escaneo rápido de nuestros pensamientos y las preguntas correctas cambian cómo vemos el evento.
Lo más importante es tener siempre en mente el mágico “Puedo ver esta situación sin estresarme. Puedo ver esta situación sin miedo/rabia/angustia.” La raíz de la interpretación está en nosotros, no en el evento.