Cuando las personas piensan en burnout, suelen venir a la mente síntomas mentales y emocionales como sentimientos de impotencia y cinismo. Sin embargo, el agotamiento también provoca síntomas físicos, y es necesario saber reconocerlos para poder tomar acción.
El agotamiento, tal como se define, no es una condición médica, es “una manifestación de estrés crónico no mitigado”, explicó la Dra. Lotte Dyrbye, científica médica que estudia el agotamiento en la Clínica Mayo.
Comienzas a no funcionar tan bien, no cumples con los plazos, te sientes frustrado, tal vez irritable con tus compañeros de trabajo
Jeanette M. Bennett
Investigadora que estudia los efectos del estrés en la salud de la Universidad de North Carolina.
Cuando las personas están bajo estrés, sus cuerpos experimentan cambios que incluyen producir niveles más altos de lo normal de hormonas del estrés, como cortisol, adrenalina, epinefrina y norepinefrina. Estos cambios son útiles a corto plazo, nos dan la energía para superar situaciones difíciles, pero con el tiempo, comienzan a dañar el cuerpo.
A continuación, te mostramos cómo reconocer el agotamiento en tu cuerpo y qué hacer al respecto:
Un síntoma común de agotamiento es el insomnio.
Una encuesta a los trabajadores de atención médica de primera línea con burnout durante el primer pico de la pandemia, encontraron que el 55% informó tener dificultad para conciliar el sueño, mientras que casi el 40% tenía pesadillas.
El cansancio físico es otro signo común
Uno de los síntomas clave del burnout es la fatiga. Si desde que te despiertas te sientes agotado, esto puede ser una señal importantísima a la que prestar atención.
Los cambios en los hábitos alimenticios
Ya sea comer más o menos de lo habitual, también pueden ser un signo de agotamiento. Las personas pueden comer menos porque están demasiado ocupadas o distraídas, o pueden tener más antojos de comer que lo usual.
Las hormonas del estrés pueden afectar el apetito, haciendo que las personas se sientan menos hambrientas de lo normal cuando están bajo mucho estrés y más hambrientas de lo normal cuando el estrés se alivia.
Si te identificas con estos síntomas, ¡empezar a tomar acción para evitar que la condición empeore es clave! Nos vemos la semana que viene con tips para evitarlos desde el día 1.