Cuando los síntomas del burnout empiezan a aparecer, algo que solemos añadir a nuestra carga emocional sin darnos cuenta, es la culpa que sentimos por no ser igual de productivos.
¿Cómo podemos diferenciar si lo que estamos viviendo es burnout, y no pereza?
- Nos sentimos desconectados de todo: Hacemos las cosas como en “piloto automático”. Tenemos la sensación de estar separados de nosotros mismos.
- Solíamos estar motivados: Una persona perezosa en ningún momento se sintió motivada o entusiasta hacia su trabajo. Si antes teníamos ambición y deseo de superación y eso se perdió, es posible que el motivo sea el burnout.
- Solíamos ser apasionados: Una clara diferencia entre una persona con pereza y una persona agotada, es que la última tiene hobbies, pasatiempos, cosas que le apasionan y le entusiasma hacer. Cuando padecemos burnout, dejamos de disfrutarlas.
- Estamos malhumorados e irritables: Empezamos a sentirnos emocionalmente fuera de control y nos irritamos con facilidad. La persona perezosa suele ser despreocupada.
- Hemos desatendido nuestro cuidado personal: Ignorar el cuidado personal y retraernos socialmente son indicadores claves de una persona emocionalmente agotada.
- Los cambios se dieron de forma gradual: El burnout se da por etapas. En principio se ve como estrés sostenido, luego viene la pérdida de motivación, el agotamiento ocasional y por último el agotamiento crónico.
La señal más importante, es que simplemente antes del burnout no se actuaba de esta manera. En la medida que el agotamiento tomó lugar, con él llegaron los cambios.
El síndrome de agotamiento es algo que se da de forma progresiva. Si has estado viviendo alguno de estos síntomas y sientes que necesitas ayuda, llena el formulario que encuentras al final de este artículo. Podrás solicitar una cita con uno de nuestros especialistas en burnout.