Hace dos semanas hablamos con mayor profundidad sobre el agotamiento emocional, una de las características esenciales de personas con burnout.
Hoy vamos a conocer con más detalle qué es estar “despersonalizado”, la segunda característica esencial.
Como uno de los métodos más importantes de prevención es saber reconocer que lo que nos está pasando puede -o no- ser burnout.
Entonces, ¿Qué es la despersonalización? y ¿cómo es una persona que está despersonalizada?
La despersonalización se vive como sentimientos negativos hacia nuestras propias tareas y hacia los demás, lo que nos lleva a tomar distancia y alejarnos emocionalmente de la realidad.
Una vez empieza, se va transformando en cinismo y en baja realización personal, lo que se traduce en falta de eficacia en el trabajo.
Esto trae consigo la autocrítica, desvalorización, autosabotaje y desconsideración hacia el alcance y valor tanto de nuestro trabajo como de la organización en la que estamos.
Incluye actitudes distantes hacia el trabajo en general y actitudes distantes hacia las personas para -y con- las que trabajamos.
Podríamos decir que, de no tener las herramientas emocionales necesarias, la despersonalización termina actuando como una estrategia negativa para afrontar la realidad, porque nos permite alejarnos de situaciones que nos resultan conflictivas, en lugar de enfrentarlas y resolverlas.
La despersonalización es un indicador de que el agotamiento se ha ido acumulando, y nuestra energía está drenada.
Sonreír, ser amable, compartir empieza a ser pesado porque nos sentimos depletados.
Buscar ayuda en este punto es clave, porque para sanar este síntoma necesitamos la energía vital que estamos careciendo.
Aquí la guía y conocimiento de un profesional van a hacer el camino mucho más manejable, rápido y agradable.
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